A Joe Strummer, cantante del mítico grupo punk The Clash, no le gustaba la música. Lo dijo en una entrevista a comienzos de los ochenta, cuando para muchos eran la banda de rock más grande del mundo. “La música no es lo importante”, explicaba Joe. “Lo que importa es cuánto espíritu le pones, cuánta inteligencia le pones. ¿Significa algo? ¿Comunicará algo a otras personas? Porque todo lo que estamos haciendo, en realidad, es intentar comunicar algo. A veces no sabemos qué es, a veces sí. Pero comunicar. Y eso no tiene nada que ver con un acorde en Re menor.”
Cuando las escuché, las palabras de Joe llegaron a mi cerebro como un rayo de sol entre las nubes. “¡Esto! ¡Esto es Salvaje! ¡Esto es lo que hacemos!”, pensé. Qué más dan los acordes, qué más dan el papel y la tinta. Somos una revista, sí, pero podríamos ser un podcast o una cuenta de TikTok. Lo importante es que queremos contar algo, y queremos hacerlo con inteligencia y corazón. Tuvo que venir alguien de hace 40 años para poner en palabras mis pensamientos. Los Clash y Salvaje, unidos por algo más que el carisma de sus líderes.
El vídeo de la entrevista me saltó en Instagram porque su algoritmo “sabe” que desde hace meses he vuelto a escuchar a los Clash y grupos similares. Intento tener una dieta musical variada y huir de la nostalgia, pero antes o después acabo inevitablemente volviendo al punk. A pesar de tener el doble de la edad apropiada, ningún otro estilo me toca así el alma. Cantantes enfadados, letras enfadadas, música enfadada. La sencillez de esta fórmula me ata al momento presente y despeja el resto de ruidos de mi cabeza.
Por eso creo que no hay mejor banda sonora para nuestra época que el punk. En un tiempo de informaciones subjetivas elegidas personalmente para ti por La Máquina, de gobiernos que hablan con marionetas y azucarillos a sus ciudadanos, de neozares y nacionalseñoritos sembrando posverdades sobre la Historia y la realidad, no necesitamos más fact checking ni libros blancos de la desinformación, más ruido sobre ruido sobre ruido… Lo que necesitamos son canciones de dos minutos que digan “no” muchas veces. No, no decís la verdad. No, no somos como vosotros. No, el emperador no está vestido.
Aprovechando la llegada de la primavera y sus arrebatos extáticos, quiero invitarte a que pongas más punk en tu vida. Menos respeto, más rabia, menos pasado, más diversión, menos sociedad, más amistad. Recuerda que la cosa no va de música, va de contar algo con muchas ganas. Esta revista, con sus volcanes y sus menas y sus climabares y sus paganos, es lo que nosotros queríamos contar. Y a ti, ¿qué es lo que te quema por dentro, qué es lo que quieres gritar para que todo el mundo escuche?
Guillermo.